lunes, 22 de octubre de 2012

ahora que

Siempre me pareció que Nos sobran los motivos y esta otra canción decían justamente lo contrario. Me parecen dos de los mejores temas de Sabina (ambos pertenecientes a su disco 19 días y 500 noches).
Últimamente, me siento más cercana a Ahora que.




Ahora que nos besamos tan despacio,
ahora que aprendo bailes de salón,
ahora que una pensión es un palacio,
donde nunca falta espacio
para más de un corazón…
Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías…
Ahora que nos quedamos en la cama,
lunes, martes y fiestas de guardar,
ahora que no me acuerdo del pijama,
ni recorto el crucigrama,
ni me mato si te vas.
Ahora que tengo un alma
que no tenía.
Ahora que suenan palmas
por alegrías.
Ahora que nada es sagrado
ni, sobre mojado,
llueve todavía.
Ahora que hacemos olas
por incordiar.
Ahora que está tan sola
la soledad.
Ahora que, todos los cuentos,
parecen el cuento
de nunca empezar.
Ahora que ponnos otra y qué se debe,
ahora que el mundo está recién pintado,
ahora que las tormentas son tan breves
y los duelos no se atreven
a dolernos demasiado…
Ahora que está tan lejos el olvido,
ahora que me perfumo cada día,
ahora que, sin saber, hemos sabido
querernos, como es debido,
sin querernos todavía…
Ahora que se atropellan las semanas,
fugaces, como estrellas de Bagdad,
ahora que, casi siempre, tengo ganas
de trepar a tu ventana
y quitarme el antifaz.
Ahora que los sentidos
sienten sin miedo.
Ahora que me despido
pero me quedo.
Ahora que tocan los ojos,
que miran las bocas,
que gritan los dedos.
Ahora que no hay vacunas
ni letanías.
Ahora que está en la luna
la policía.
Ahora que explotan los coches,
que sueño de noche,
que duermo de día.
Ahora que no te escribo
cuando me voy.
Ahora que estoy más vivo
de lo que estoy.
Ahora que nada es urgente,
que todo es presente,
que hay pan para hoy.
Ahora que no te pido
lo que me das.
Ahora que no me mido
con los demás.
Ahora que, todos los cuentos,
parecen el cuento
de nunca empezar.

domingo, 7 de octubre de 2012

y la roca gritó

Releyendo esta pequeña historia de Bradbury, voy a parar a un párrafo que todos debéis leer:

"Cómo se estrechan los horizontes, cómo se acercan. Hace un año no había para nosotros cuatro direcciones, sino un millón. Ayer se habían reducido a cuatro; podíamos ir a Juatala, Porto Bello, San Juan Clementas o Brioconbria. Nos contentábamos con tener nuestro coche. Luego, cuando no pudimos conseguir gasolina, nos contentábamos con conservar nuestra ropa; luego, cuando nos sacaron la ropa, nos contentábamos con encontrar un lugar para dormir. Nos sacaban todos los placeres, y encontrábamos rápido consuelo. Dejábamos algo, y nos atábamos rápidamente a otra cosa. Supongo que es humano. Y al fin nos sacaron todo. Nada nos quedó. Excepto nosotros mismos. Sólo quedamos yo y Leonora, en esta plaza, pensando demasiado. Y lo que cuenta al fin es si podrán apartarte de mí, Leonora, o apartarme de ti, y no creo que puedan. Se han llevado todo lo demás, y no los acuso. Pero no pueden hacernos nada nuevo. Cuando quitas las ropas y adornos, quedan dos seres humanos que son felices o desgraciados, juntos, y nada más."
Y la roca gritó.
Ray Bradbury.