De nuevo: Ronson. De nuevo este gran hombre en Via Trieste. Y es que hoy se cumplen ya 18 años de su muerte.
Es curioso cómo me enteré de que había muerto años después de que eso pasara. Es curioso cómo un día, cuando yo empezaba a amar a Mick Ronson, empezaba a amar su guitarra, su música y su estilo, llegó mi hermana cuando justo salía de la ducha y me dijo: "Ronno ha muerto". Yo pregunté cuándo. Ella respondió: "Hace muchos años".
Y, aunque parezca raro, es duro acostumbrarse a que alguien que te gusta no está, a que nunca podrás verle en concierto, porque murió, porque no coincidiste con él en espacio y tiempo, y tampoco lo harás en un futuro. Es curioso cómo puede afectarte el creer que alguien está vivo, cuando en realidad no lo está. Es curioso, sí, curioso y triste. Pero inevitable.
Recuerdo perfectamente ese día.
Pero, para hablar más de su vida que de su muerte (como se debería hacer siempre que se habla de alguien que mereció la pena), diré por qué me gusta Ronno, por qué esta entrada está dedicada a él y no a cualquier otro de esos guitarristas virtuosos y potentes (por qué no a Slash, o a Richards, o a Hendrix...). ¿Por qué Mick Ronson? ¿Por qué el 'glam'?
Esta pregunta es de difícil contestación y, sin embargo, intentaré darla.
Porque cuando escucho la Les Paul de Ronson sé que puedo flotar. No me pasa con ningún otro. Hay más grandes guitarristas (como los ya antes mencionados en este 'post' o los ya aparecidos anteriormente por este blog), hay incluso guitarristas muy especiales, de esos que hacen que te tiemble el estómago (porque, como ya he mencionado en alguna entrada anterior, es en el estómago donde siento la música que me llena); pero aunque con otros guitarristas pueda llenarme, con Ronson siento que la emoción no me cabe en el cuerpo; y no es que me llene, es que me desbordo al oír todas esas notas magníficamente colocadas y tocadas una detrás de la otra, como suenan las obras realmente buenas, aquellas inmortales, aquellas que te mueven. Pero Mick Ronson, como acabo de decir, hace que flotes, que te eleves mucho más alto de lo que nunca pensaste que te elevarías.
No sabría decir si lo que siento al escuchar a este gran músico es alegría o si por el contrario es tristeza, porque esa emoción que me desborda no es comparable a ninguna otra que pueda sentir, porque su guitarra llega más profundo en mi alma que ninguna otra que haya escuchado hasta el momento. Y me pueden decir que no es el mejor guitarrista del mundo, que los hay con más técnica, que los hay más influyentes en el mundo de la música; pero mi estómago no opina lo mismo.
Es una canción perteneciente a su disco en solitario Heaven and Hull, que tiene uno de los títulos más impactantes y que más dicen por sí solos (si tenemos en cuenta que Hull fue su ciudad de nacimiento).
Escuchad, disfrutad, flotad, entendedme.