miércoles, 4 de agosto de 2010

toy story 3

He visto Toy Story 3.

Pienso que es muy posiblemente una de las mejores películas de Pixar y una de las mejores que he visto nunca.
Está a la altura (o incluso por encima) de las dos entregas anteriores. Es lo grande de Pixar: que nunca pierde calidad en las segundas partes (ni tampoco en las terceras).

Y, aunque la calidad no marca una diferencia entre esta película y las dos anteriores, sí la marca la tristeza que caracteriza esta última entrega.
Y más que tristeza es terror psicológico.
La guardería donde acaban los juguetes protagonistas de esta película, recuerda en muchos de sus aspectos a un campo de concentración. No digo esto por los niños pequeños que juegan con Buzz y sus amigos y les destrozan llenándolos de pintura y golpeándoles contra todo. Lo digo más bien por Lotso (un oso amoroso muy poco amoroso, pero con un gran olor a fresa), que en la guardería lo controla todo: parece más un dictador que un peluche. También es bastante pesadillesco el mono que todo lo ve, y lo son también los camiones que recorren todo el patio y las aulas de la guardería para que no haya escapatoria alguna. Son terroríficas las torturas a las que son sometidos los muñecos y también el nenuco llamado Grandullón que lleva a los juguetes que se portan mal a la caja de arena, aislándolos del resto y haciéndoles pasar la noche allí. Terrorífico es todo. También cuando parece que se acerca el fin de los muñecos, cuando parece que van a acabar quemándose y que van a morir, eso también es terrorífico.
No es tan terrorífica (sino más bien graciosa) la voz que se le queda a Buzz cuando empieza a hablar en español y se convierte en un personaje parecido al Zorro.
Tampoco es terrorífica la ternura que desprende cada uno de los juguetes y la que desprende el propio Andy (a pesar de que ya es mayor y se marcha a la Universidad).

Y lo que da más ternura aún, es que los espectadores son los mismos que hace quince años, cuando se estrenó la primera película de Pixar (la primera entrega de Toy Story). Eran (de hecho, éramos) los mismos niños que somos ahora. Pero ahora le doy un punto de vista distinto; a lo mejor esta película no es más terrorífica ni más triste que las anteriores, a lo mejor tan sólo le estoy dando muchas vueltas.
Al fin y al cabo, Buzz y Woody siguen siendo los mismos y también son los mismos el dinosaurio y el cerdo-hucha y los señores Patata y el resto de los personajes. Tan sólo son distintos los ojos que les miran.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me da pena y miedo sin haberla visto, imagínate.

Tomás Cano Cancela dijo...

Absolutamente de acuerdo, las anteriores no tenían tanto significado como esta ultima parte
A veces he pensado que es porque hemos madurado, ya no jugamos con buzz, ahora pensamos que representa, como un humano. Cuando eres niño lo simplificas todo mas, yo pienso.
Fue genial, sobretodo las partes terroríficas, en la primera parte también las hay, (tengo la imagen de una cabeza de nenuco, con clavos como pelo y patas de araña mecánica), yo pienso que son las mejores Porque son las que llegan dentro de los niños, y de los padres también, inciden, subrayan el problema con el terror psicológico, como tú dices
Así la moraleja es de mayor importancia.
;)