lunes, 23 de abril de 2012

en el día del libro, fahrenheit 451

Ray Bradbury dijo años después de terminar la que es probablemente su obra más famosa: "Yo no escribí Fahrenheit 451, él me escribió a mí."

Las palabras que comparto con vosotros son un fragmento de lo que le dice Beatty (jefe de bomberos) a Montag (protagonista de la historia):


"No es posible construir una casa sin clavos ni maderas. Si no quieres que se construya una casa, esconde los clavos y la madera. Si no quieres que un hombre sea políticamente desgraciado, no le preocupes mostrándole dos aspectos de una misma cuestión. Muéstrale uno. Que olvide que existe la guerra. Es preferible que un gobierno sea ineficiente, autoritario y aficionado a los impuestos a que la gente se preocupes por esas cosas. Paz, Montag. Que la gente intervenga en concursos donde haya que recordar las letras de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de los Estados, o cuánto maíz cosechó Iowa el año último. Llénalos de noticias incombustibles. Sentirán que la información los ahoga, pero se creerán inteligentes. Les parecerá que están pensando, tendrán una sensación de movimiento sin moverse. Y serán felices, pues los hechos de esa especie no cambian. No les des materias resbaladizas, como filosofía o psicología, que engendran hombres melancólicos. El que pueda instalar en su casa una pared de TV, y hoy está al alcance de cualquiera, es más feliz que aquel que pretende medir el universo, o reducirlo a una ecuación. Las medidas y las ecuaciones, cuando se refieren al universo, dan al hombre una sensación de inferioridad y soledad. Lo sé, lo he probado. Al diablo con esas cosas. ¿Qué necesitamos entonces? Más reuniones y clubes, acróbatas y magos, automóviles de reacción, helicópteros, sexo y heroína. Todo lo que pueda hacerse con reflejos automáticos. Si el drama es malo, si la comedia es insulsa, si la película no dice nada, golpéame con el theremín, ruidosamente. Me parecerá entonces que estoy respondiendo a la obra. En realidad, respondo con reacciones táctiles a las vibraciones. No interesa. Quiero entretenimientos sólidos. -Beatty se incorporó.- Debo irme. La conferencia ha terminado. Espero haber aclarado las cosas. No lo olvides, Montag, esto es lo más importante. Somos los Muchachos Felices, el Conjunto del Buen Humor, tú y yo, y todos los otros. Somos un dique contra esa pequeña marea que quiere entristecer el mundo con un conflicto de pensamientos y teorías. Sostenemos el dique con nuestras manos. No lo sueltes. No dejes que un torrente de melancolía y filosofía lóbrega invada el universo. Dependemos de ti. No sé si entiende qué importante eres , qué importantes somos nosotros, para que no se pierda la felicidad del mundo.
(...)
He leído unos pocos libros en mi juventud, sé de qué se trata. ¡Los libros no dicen nada! Nada que puedas aprender o creer. Hablan de gentes que no existen. Delirios imaginativos, cuando son obras de ficción. Y si no son de ficción, peor aún. Un profesor que llama idiota a otro, un filósofo que clava los dientes en el gaznate de otro. Todos corren de aquí para allá, apagando las estrellas, extinguiendo el sol. Uno se siente perdido."
Fahrenheit 451.
Ray Bradbury.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Un libro no curará enfermedades ni acabará con el hambre, pero puede cambiar mentes; e incluso transformarlas. ¡Besos!

Möbius el Crononauta dijo...

Nada que añadir a lo que ha dicho Alex.

Anastasia dijo...

Efectivamente, Alex, lo has dicho todo.

Gracias a los dos por pasaros.