lunes, 24 de diciembre de 2012

nossa senhora da corrente

Las Navidades comienzan con una mala noticia: el fallecimiento de Lêdo Ivo, uno de los poetas brasileños más importantes. Ya hablé en su día de él en este blog, compartiendo con vosotros su poema As necessidades. Hoy comparto con vosotros otro poema, Nossa Senhora da Corrente. Espero que lo disfrutéis y que sirva también para homenajear a este gran poeta.



Nossa Senhora da Corrente
Só Deus e os morcegos habitam
a Igreja de Nossa Senhora da Corrente.
O espírito invisível paira entre os altares
roídos e o vento de Penedo
cega lentamente os olhos dos santos
que os turistas e antiquários não conseguiram roubar.
Deus é barroco. Deus é como os morcegos:
voando à noite entre os espaços estrelados
procura chupar o sangre dos homens
que enegrecem o dia com os seus pecados.

Na obóbada da igreja que o rio às vezes invade
os morcegos escondem o céu alegórico
eternamente sonegado aos pecadores.
Ó céu negro dos homens! Sob o soalho avariado
os ratos se inclinam à Presença eucarística.
E Nossa Senhora da Corrente, padroeira dos ratos e morcegos,
entre flores de papel e velas fedorentas
compartilha da solidão divina.
Ó Mãe dos homens, que sorri radiosa em seu abandono 
como a minha própria mãe, roga por mim!

Nossa Senhora da Corrente
Sólo Dios y los murciélagos habitan
la Iglesia de Nossa Senhora da Corrente.
El espíritu invisible vaga entre los altares 
corroídos, y el viento de Penedo
ciega lentamente los ojos de los santos
que los turistas y los anticuarios no consiguieron robar.
Dios es barroco. Dios es como los murciélagos:
vuela de noche entre los espacios estelares
intentando chupar la sangre de los hombres
que oscurecen el día con sus pecados.

En la bóveda de la iglesia que a veces el río inunda
los murciélagos ocultan el cielo alegórico
eternamente negado a los pecadores.
¡Oh cielo negro de los hombres! Bajo la dañada tarima,
los ratones se inclinan ante la Presencia eucarística.
Y Nossa Senhora da Corrente, patrona de ratones y murciélagos,
entre flores de papel y velas malolientes,
comparte la soledad divina.
¡Oh madre de los hombres, que sonríe radiante en su abandono
como mi propia madre, ruega por mí!
Lêdo Ivo.
Traducción: Guadalupe Grande y Juan Carlos Mestre

2 comentarios:

Scott St. James dijo...

No lo conocía... imperdonable!
Me ha impactado.

Cheers!

Anastasia dijo...

A mí también me impactó la primera vez que leí/escuché a este poeta.

Gracias por pasarte, Scott. ¡Feliz Navidad!