Este miércoles tuve el privilegio de poder escuchar a Lêdo Ivo. Pude asistir (por segunda vez) a una lectura suya; y, de nuevo, a sus 87 años, nos demostró a todos cómo es la poesía (o, mejor dicho, cómo es la poesía cuando es buena y por lo tanto puede ser llamada Poesía).
Leyó una selección de 22 poemas y lo hizo sin pausa; leyó uno tras otro, sin hablar ni añadir ningún tipo de nota o comentario. Y eso es verdaderamente una lectura de Poesía.
Como todos los poetas, Lêdo Ivo tiene una serie de obsesiones que se reflejan en su obra; muchas veces nos habla de los murciélagos, de la nieve, del rayo o del salitre. Y siempre consigue que te emociones.
Con vosotros comparto sólo una pequeña parte, uno de los poemas que leyó ayer, uno de esos 22.
Espero que lo disfrutéis.
Uma porta fechada não é suficiente para que o homem
esconda o seu amor. Ele também necessita de uma porta aberta
para poder partir e se perder na multidão quando esse amor explodir
como o barril de pólvora no arsenal alcançado pelo raio.
Um telhado não basta para que o homem se proteja
do calor e da tempestade. Para fugir ao relâmpago
ele precisa de um corpo estendido na cama
e ao alcance de sua mão ainda temerosa
do avançar no escuro quando a chuva cai no silêncio do mundo aberto come uma fruta
entre dois estrondos.
Na noite que declina, no dia que nasce,
o homem precisa de tudo: do amor e do raio.
Las necesidades
Una puerta cerrada no es suficiente para que un hombre
esconda su amor. También necesita una puerta abierta
para poder partir y perderse entre la multitud cuando ese amor estalle
como un barril de pólvora en el arsenal alcanzado por el rayo.
No basta un techo para que un hombre se proteja
del calor y de la tempestad. Para huir del relámpago,
cuando la lluvia cae en el silencio del mundo
abierto como una fruta entre dos estruendos,
él necesita un cuerpo tendido sobre la cama,
un cuerpo al alcance de su mano
todavía temerosa de avanzar en la oscuridad.
En la noche que declina, en el día que nace,
el hombre necesita de todo: del amor y del rayo.
Lêdo Ivo. Curral de peixe (1995).
Traducción: Guadalupe Grande y Juan Carlos Mestre
3 comentarios:
Maravilloso. Fue una gran lectura.
Bonito poema, no lo conocía.
Un beso.
wow es redondo, me encanta, voy a buscar mas de el.
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